Recuerdo haber recibido ese video en un correo masivo directo a mi mail (la única forma de hacer viral algo en esa época), corría el año 1995 y el Internet todavía estaba en pañales: la conexión era tortuosa por medio de módem telefónico, era un servicio caro y deficiente que, a pesar de tener redes sociales como Hi5 y chats como Messenger, aún no despegaba por completo.

Sin embargo, el ver a la mega estrella del momento en un video sexual explícito (realmente explícito), cayó como una bomba en mi bandeja de entrada y en el mundo entero. Se marcaba el inicio del cyber sexo y la viralidad pero nosotros no lo sabíamos, simplemente admirábamos las prácticas sexuales de la nueva pareja en su yate y la pregunta que siempre aparecía en boca de todos era: ¿Cómo carajos se filtró ese video? La miniserie Pam & Tommy, original de Hulu (tremenda plataforma, con títulos súper recomendados) narra los pormenores del robo del siglo y nos hace pensar que el alocado y rebelde baterista de Motley Crue, realmente se lo merecía. Desgraciadamente, la que llevó la peor parte siempre fue Pamela Anderson, protagonista de Baywatch y definitivo sex symbol noventero sin lugar a discusión.

La historia recoge la saña y desprecio con que el músico trata a unos trabajadores de su nueva mansión: no les paga y se queda con sus herramientas de trabajo. Esto provoca la ira del carpintero y ex actor porno Rand Gauthier (Seth Rogen) quien ingresa furtivamente a la mansión para robar la caja fuerte de la mediática pareja, descubriendo después que el objeto de más valor no son ni las joyas ni el dinero ubicados allí, sino un tape Hi-8 sin etiqueta que contiene la explosiva grabación de la luna de miel de los Lee-Anderson.

Con la ayuda de un director y productor porno (Nick Offerman), Rand tratará de distribuir la cinta de manera underground utilizando un medio casi desconocido en ese momento: la world wide web. Esto traerá consecuencias a todo nivel y para todos los involucrados hasta terminar inevitablemente en los juzgados y en el escarnio público nivel Dios. Realmente disfruté la historia, al revivir mis años mozos 30 años atrás, cuando la mutación hacia la tecnología masiva cambiaría las vidas de nuestra generación X para siempre. Es interesante encontrarse con subtramas muy válidas como la cosificación de Pam en todos sus proyectos y la nostalgia de Tommy por regresar a sus épocas de esplendor con una de las bandas más representativas del Glam Rock ochentero.

Muchos critican el casting pero a mi me parece adecuado. Sebastian Stan deja su superheróico papel del Soldado de Invierno de Marvel para adentrarse en los recovecos de una mente rebelde, soberbia y embelesada por la fama y el dinero. El parecido físico es asombroso y su actuación raya en lo obsesivo, al captar la esencia del verdadero Tommy (mención aparte para los maquilladores que debieron aplicar todos esos tatuajes al actor).

Con la bella Lily James, el parecido no es tan sorprendente pero su interpretación si recoge la frustración y tristeza de Pam al tratar de salir del encasillamiento de rubia tonta que solo sirve para papeles sexys. Me recordó mucho a Marilyn Monroe, siempre con un halo de nostalgia a pesar de tener el mundo a sus pies. Atrás quedaron sus angelicales papeles en Cenicienta, Mamma Mia y Yesterday. Esta vez, Lily aporta con esa parte salvaje y rebelde de la rubia actriz, que la llevaron a un sitial muy alto en el mundo del entretenimiento.

En definitiva, la mini serie es pura adrenalina, con una dosis sexual alta pero sobre todo con mucha vida, música y fiesta (si hay alguien que sabe divertirse son este par), con la lección de que el desenfreno paga mal pero vale la pena el viaje. Es inevitable escuchar las canciones de los 90s y no quererlas vivir otra vez. Después de mucho sufrimiento y olvido, Pam ha pasado ya a la historia y nuevos escándalos sepultan el que alguna vez protagonizó, pero estoy seguro que nadie le quita lo vivido, y que si pudiera volver en el tiempo, quizá elegiría vivirlo de nuevo, solo para comprobar que equivocarse no es tan malo.

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