Guerra civil detona la taquilla

Calles y manzanas enteras destruidas, cuerpos colgando de puentes, violencia extrema, el enemigo mimetizado con la población, confusión, caos y anarquía… esa podría ser cualquier nación latinoamericana: México, Colombia, Haití o incluso Ecuador podrían decir que tal cuadro es casi pan de cada día, pero ¿qué sucedería si te digo que ese lúgubre escenario es Estados Unidos? El país de las oportunidades, la libertad y la democracia se ha convertido en una zona de guerra que enfrenta a gringos contra gringos y está a punto de estallar. Ese es el argumento de Guerra civil, la nueva apuesta de los estudios A24, bajo la dirección de Alex Garland (Ex-machina, La Isla, Exterminio).

Ya no es el norte contra el sur sino el este frente al oeste, ya no es por motivos geopolíticos sino por motivos meramente separatistas. Lo cierto, es que la película encaja perfectamente en la situación actual del mundo: un polvorín que puede detonarse con el delicado movimiento de las hélices de un dron o el leve suspiro digital de un satélite, sino pregúntenle a los rusos, ucranianos, israelitas y palestinos, solo por nombrar 2 ejemplos. Lo sórdido de la historia consiste en que puede pasar en cualquier momento, y eso la hace más tensa.

Kirsten Dunst (Entrevista con el vampiro, Spiderman) es una cronista de guerra experimentada que inicia un viaje angustioso junto a otros periodistas en busca de las primeras declaraciones del presidente en meses, después de la declaratoria de guerra de las fuerzas del oeste. Tendrá que lidiar con un veterano casi retirado y con una incipiente jovencita que le recuerda a ella misma en sus inicios. Ha registrado mil batallas y ha visto las escenas más crueles frente a su lente, pero esta vez, existe algo especial, que la hará perder las formas.
Los puntos fuertes del film: fotografía impecable, con juegos de enfoques/desenfoques maravillosos y un manejo del color impresionante. La música muy urbana, acompaña apropiadamente cada uno de los intensos momentos que se viven. Las actuaciones son dignas y aplomadas, destacando la Dunst como un ser impasible ante la miseria humana, con una personalidad casi sin alma, necesaria en este tipo de profesiones. Cabe destacar la presencia de Jesse Plemons (esposo de Kirsten en la vida real) que aunque fue bastante corta, permite un desempeño brutal y aporta esa sobredosis de violencia inmisericorde que ronda todo el metraje y desespera hasta suspirar para que todo termine.

Quizá un punto menos decoroso podría ser el guion. Aunque la idea central es muy novedosa, la verdadera motivación de los personajes para realizar una travesía tan larga y peligrosa carece de asideros firmes y se va difuminando a medida que el tiempo pasa. De todas maneras, el filme tiene secuencias y escenas memorables, que nos hacen reflexionar acerca de lo frágil que es la estabilidad mundial actual. “El hombre es malo por naturaleza”, decía Kant, el ser humano pierde cada vez más la condición de ser y de humano, las ideas ya no se respetan y la palabra ya no vale nada. Pero aún nos queda algo de dignidad, aún hay llamas en nuestros corazones y tenemos que aferrarnos a eso con esperanza. Los dejo con una frase de Churchill que describe muy bien al largometraje en cuestión: “Si pasas por el infierno, sigue caminando”.

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