Madres paralelas, guiones flojos

Nunca entenderé los criterios que se usan para decretar las diferentes nominaciones de los Premios de la Academia. La última de Almodóvar es, siempre a criterio personal, de lo más flojo que ha escrito y dirigido el artista español, y a continuación explico el porqué. Todas sus películas han tenido características que lo han elevado al nivel de figura dentro del cine mundial. Hace mucho tiempo rompió las fronteras de lo latino o hispano (incluso cuando la tecnología aún no llegaba a globalizar todo), se abrió paso entre los grandes directores e impuso un sello que el público respaldó con pasión.

Ese sello incluía grandes bandas sonoras, tramas centradas en mujeres (o los que querían llegar a serlo), una visión propia de la estética con evocaciones de colores y de casi todas las décadas pasadas, pero sobre todo, y a raja tabla, guiones tremendamente impactantes, con puntos de giro alucinantes y finales apoteósicos. Recuerdo haber flipado con los guiones de La piel que habito (para mi, lo mejor que ha hecho), Átame, La mala educación, Todo sobre mi madre, entre muchas otras.

La marca Almodóvar es sinónimo de transgresión, de incomodidad, de vanguardia. Allí confluyen lo mordaz con lo sarcástico, lo tendencioso con lo obsesivo. Un sello profundo y revelador que era fácil de identificar con solo ver una escena. Esta vez, también se lo puede identificar por otros elementos: la música incidental de Alberto Iglesias (nominada al Oscar), ciertas reglas visuales y de edición, y por supuesto, su musa actual: Penélope Cruz. (también nominada).

Madres paralelas arrasó con los premios Goya en España y goza de buenas críticas a nivel mundial pero creo que ha sido peligrosamente sobrevalorada. La historia narra la vida de Janis (Cruz), mujer de mediana edad que, con una vida realizada, recibe su embarazo con optimismo. Cerca del parto, y en la misma habitación, Ana (Milena Smit), se lamenta por ser madre adolescente y no tener un soporte, ni espiritual ni económico para enfrentar tremendo panorama. Ambas crean un vínculo muy fuerte, que se complica cuando se enteran que sus hijos han sido cambiados al nacer.

Las 2 madres solteras se ayudan entre sí, aumentando el vínculo afectivo hasta llegar a sentir deseo la una por la otra. Hasta allí, las cosas parecen tomar su cauce, pero la muerte de uno de los niños traerá conflictos imposibles de sobrellevar. Sin embargo, esta trama de los hijos que se cambian al nacer está ya bastante manida, y algunas escenas predecibles hacen que la historia en ciertos momentos se vuelva tediosa. Otro punto débil es el tratamiento a una subtrama de la Guerra Civil Española que se plantea al principio y que solo se retoma al final, dejando una sensación de que no era necesaria en absoluto para la historia central. Y eso, sin nombrar los papeles secundarios e intrascendentes de Aitana Sánchez-Jijón y Rossy de Palma, glorias del cine español.

Ojo, no es una mala historia, es solo que está muy por debajo de los niveles del director español. Es una concesión que podemos dar a alguien que nos ha regalado momentos inolvidables en las salas de cine. Si me preguntan por el premio a mejor actriz, prefiero a Olivia Colman o Jessica Chastain pero nunca se sabe con los miembros de la Academia. ¿Quieren ver a una Penélope Cruz soberbia en una actuación? Vean No te muevas de Sergio Castellitto (2004), donde interpreta a una prostituta albanesa, sencillamente sublime. En definitiva, la modesta puesta en escena de este film corrobora el viejo refrán que me repetía mi abuelita: “crea fama y échate a la cama”.

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