
Duro hasta el final…
Tenía 13 años cuando se estrenaba Duro de matar en los cines de mi ciudad. Corría el año de 1988 y ya había visto a Bruce Willis en la serie televisiva Moonlighting junto a Cybill Shepherd, además de una divertida comedia llamada Cita a ciegas (vista en VHS con muy mala calidad) junto a una naciente estrella llamada Kim Basinger. No tenía dinero para la entrada por lo que me tocó ahorrar mi mesada por varios días, un amigo me acompañó y nos fuimos al cine en nuestras bicicletas, sorteando el tráfico acalorado de la tarde. No tenía muchas expectativas en el crossover de Willis, desde la comodidad de la comedia hasta la aparatosa acción ochentera de Hollywood, solo me senté a ver una película más de un género ya bastante magullado por Stallone, Bronson, Schwarzenegger y cía.
Pronto, me di cuenta de que estaba frente a algo especial: el buen Bruce corría por los diferentes pisos del edificio Nakatomi Plaza para salvar su vida y la de varios rehenes. Poseía un encanto particular, era simpático pero a la vez podía ser muy rudo, fue acabando con los terroristas uno por uno, sin esas matanzas en masa que llevaban a cabo sin vergüenza sus colegas antes mencionados. Realmente flipé con esa peli, lo tenía todo y me quedé maravillado: un buen guion, un buen villano (Allan Rickman), grandes personajes secundarios y sobre todo, era muy verosímil, era la nueva era de los filmes de acción. Recuerdo haber salido del cine embelesado, atrapado y obnubilado por el nacimiento de un nuevo héroe.
En ese momento supe que quería dedicarme al arte, de alguna manera, en alguna circunstancia pero no podía dejar pasar la oportunidad de crear o ayudar a crear, cualquiera que sea la modalidad. La vida me llevó a la TV, encontrando en la escritura el refugio necesario para componer personajes atípicos y materializar cosas que nunca me atreví a perpetrar en la vida real. Durante mi carrera de más de 20 años, el viejo Bruce se fue convirtiendo en ese referente que siempre te acompaña, a veces con trabajos muy malos y otras veces derrochando talento por todos lados. Sus actuaciones más destacadas se dieron en Sexto Sentido, El quinto elemento, Pulp fiction, Mira quién habla, El chacal, Sin City, entre muchas otras.
Hoy el viejo Bruce está en el lecho del dolor, al igual que otras leyendas como Jack Nicholson o Michael J. Fox. Hoy, su mente le juega una mala pasada, al igual que muchos de los villanos que enfrentó en la gran pantalla. Hoy, su mirada se pierde en la admiración de millones de fans, su legado se vuelve enorme y su cabeza rapada se vuelve un recuerdo familiar. Hoy te agradecemos todos los niños que ilusionaste con vencer la adversidad de a poco, con insistencia y con disciplina. Hoy reconocemos que tu paso por una industria inhumana se hizo sentir cálido, que fuiste un buen padre y hasta un buen ex.
Como los homenajes deben hacerse en vida, hoy celebro el legado de Walter Bruce Willis, mi héroe infantil, el inicio de mi largo viaje por el arte que espero no termine nunca, el culpable de emocionarme hasta las lágrimas con historias dignas de reflexión. Tu lugar en el Olimpo de Hollywood ya está asegurado, ahora solo te toca descansar porque has trabajado mucho. Mi admiración y recuerdo te seguirán por siempre, gracias por hacernos a todos la vida más llevadera, sabemos que siempre serás un duro y eso no cambiará, hasta el final…