Acerca de mí

ERNESTO LANDÍN BENÍTEZ
GUAYAQUIL, 1975

Máster en Creación de Guiones Audiovisuales (UNIR, España), Licenciado en Literatura y Español, Tecnólogo en producción y dirección de TV, narrador, guionista, columnista y dramaturgo. Catedrático en la materia de Guiones, Dramaturgia, Narrativa Visual y Apreciación Cinematográfica.
Colaboró con Revista Vistazo en la sección Entretiempo como crítico de cine y reportero. Guionista de Sitcoms, comedias y novelas para TV como: Pareja Feliz, Vivos, Tremebunda Corte, UHF, El Cholito 2, Comedia Divina, Así Pasa, Tres Familias, Los Hijos de Don Juan, Cuatro Cuartos, Calle Amores, Lo que está pa ti, Antuca Mena Mora, entre otros.
En teatro ha escrito numerosos monólogos y standups para los principales comediantes de Ecuador, como: Flor María Palomeque, Tomas Delgado “La Vecina” y Emerson Morocho “Srta. Laura”, también fue dramaturgo en obras de formato grande y micro.
Su relato Colas alcanzó la segunda mención de honor  en el concurso de cuento Estación Libro Abierto en el 2013.
Ha escrito dos libros de cuentos y es miembro de la Casa de la Cultura desde 2015.
Actualmente se encuentra trabajando en su primera novela.

¿Por qué Mi Pluma lo Mató?

La frase la dijo Juan Montalvo, escritor y periodista ecuatoriano, refiriéndose a la muerte de Gabriel García Moreno en 1875, dos veces presidente constitucional de la República del Ecuador.
Montalvo exclamó su célebre frase de “Mi pluma lo mató” por alusión al folleto “La dictadura perpetua”, que había enfervorizado a varios jóvenes a rebelarse al gobierno ultra conservador, lo que ocasionó que maten a machetazos al primer mandatario (aunque las malas lenguas dicen que fue por un lío de faldas).
Y sí que la palabra tiene poder, ya hemos visto a muchos comunicadores perseguidos por el gobierno de turno, llegando a ser verdaderas piedras en el zapato de tiranos, autócratas y ladronzuelos de cuello blanco.
Escogí esta frase porque este blog no mide la artillería pesada que maneja y puede llegar a herir a sensibleros, mojigatos y puristas, pero vaya que tiene fuerza megatónica capaz de ruborizar al más reacatado.
Aquí se dice lo que todo el mundo piensa pero nadie se atreve a decir, ¡Buen provecho!